miércoles, 22 de abril de 2009

VOLVER A LA LUZ

VOLVER A LA LUZ
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2008-04-02.

“Elí, Elí ¿lemá sabactaní?”, (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?), pronunció el Hijo de Dios en el momento más oscuro de su Calvario. A poco, expiró. Pasó a ser Luz, Él mismo.
Refiero lo anterior, porque en estos momentos de oscuridad en que vive nuestra tierra, cuando, al parecer, hallamos interminable el camino del sufrimiento, hay que volver la mirada hacia la Luz. A la de Aquél que la tradición ha guardado en las Escrituras, como ejemplo de visión y superación del Dolor por la Fe y a la del Otro más cercano en el tiempo, pero no menos sagrado para nosotros y que convirtió su vida en un Gólgota y a la lucha por la libertad de los cubanos en su destino, José Martí.
Entre las muchas sentencias que podemos encontrar en los textos martianos hay dos que bien pueden servir de reflejo de la dimensión de su esperanza y el alcance de su humanismo, quizás por ello, siempre me han impresionado tanto: “La Patria es ara y no pedestal” y la segunda, “Patria es Humanidad”.
Ara, es un vocablo de género femenino que significa: altar, losa sagrada que guarda las reliquias de un santo, sobre la que el sacerdote realizaba el rito litúrgico de la misa. Humanidad, refiere al género humano, a la naturaleza humana, al conjunto de personas. Ambas máximas encierran para nosotros hoy una profunda enseñanza.
De cumplir la primera nos evita caer en la demagogia ramplona de quienes usurpan el derecho de los demás a proceder por sí mismos y sus propias convicciones. Si nos adentramos en el significado de la palabra “ara”, fácilmente arribamos a identificar el concepto de Patria en Martí con el de altar, dónde se realizan los ritos de la Liturgia y, si vamos a la etimología del vocablo, hallaremos que en griego, equivale a “servicio público”. De aquí, que no está muy desorientado quien relacione directamente la Patria con el servicio público que requiere bien servirla.


La segunda sentencia martiana a la que hice referencia en el presente trabajo consagra la amplitud del espíritu martiano y hace constar la dimensión ecuménica que pocos han descubierto en él y en la obra que nos legó.
Tironeada su figura, como ha sido, para beneficios estrechos de políticos, con este apotegma, Martí, el más libre de todos los cubanos, repele cuánto de mezquindad, racismo, chovinismo pueda conllevar. Constreñir su significado a los límites insulares implica un error gravísimo de comprensión del mensaje que el Autor nos quiso legar. Martí hizo suyo todo el conjunto de personas que integra la humanidad y demostró conocer la naturaleza humana y sus necesidades al vincular sabiamente lo más íntimo, la Patria, con lo más general, la Humanidad. Pueden existir momentos en los que el cansancio del diario bregar pretenda agotar la Esperanza, pero en ese instante, sólo nos queda volver a la luz. FIN. LG/08.
-0-0-0-0-0-

Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2008-04-02.

“Elí, Elí ¿lemá sabactaní?”, (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?), pronunció el Hijo de Dios en el momento más oscuro de su Calvario. A poco, expiró. Pasó a ser Luz, Él mismo.
Refiero lo anterior, porque en estos momentos de oscuridad en que vive nuestra tierra, cuando, al parecer, hallamos interminable el camino del sufrimiento, hay que volver la mirada hacia la Luz. A la de Aquél que la tradición ha guardado en las Escrituras, como ejemplo de visión y superación del Dolor por la Fe y a la del Otro más cercano en el tiempo, pero no menos sagrado para nosotros y que convirtió su vida en un Gólgota y a la lucha por la libertad de los cubanos en su destino, José Martí.
Entre las muchas sentencias que podemos encontrar en los textos martianos hay dos que bien pueden servir de reflejo de la dimensión de su esperanza y el alcance de su humanismo, quizás por ello, siempre me han impresionado tanto: “La Patria es ara y no pedestal” y la segunda, “Patria es Humanidad”.
Ara, es un vocablo de género femenino que significa: altar, losa sagrada que guarda las reliquias de un santo, sobre la que el sacerdote realizaba el rito litúrgico de la misa. Humanidad, refiere al género humano, a la naturaleza humana, al conjunto de personas. Ambas máximas encierran para nosotros hoy una profunda enseñanza.
De cumplir la primera nos evita caer en la demagogia ramplona de quienes usurpan el derecho de los demás a proceder por sí mismos y sus propias convicciones. Si nos adentramos en el significado de la palabra “ara”, fácilmente arribamos a identificar el concepto de Patria en Martí con el de altar, dónde se realizan los ritos de la Liturgia y, si vamos a la etimología del vocablo, hallaremos que en griego, equivale a “servicio público”. De aquí, que no está muy desorientado quien relacione directamente la Patria con el servicio público que requiere bien servirla.


La segunda sentencia martiana a la que hice referencia en el presente trabajo consagra la amplitud del espíritu martiano y hace constar la dimensión ecuménica que pocos han descubierto en él y en la obra que nos legó.
Tironeada su figura, como ha sido, para beneficios estrechos de políticos, con este apotegma, Martí, el más libre de todos los cubanos, repele cuánto de mezquindad, racismo, chovinismo pueda conllevar. Constreñir su significado a los límites insulares implica un error gravísimo de comprensión del mensaje que el Autor nos quiso legar. Martí hizo suyo todo el conjunto de personas que integra la humanidad y demostró conocer la naturaleza humana y sus necesidades al vincular sabiamente lo más íntimo, la Patria, con lo más general, la Humanidad. Pueden existir momentos en los que el cansancio del diario bregar pretenda agotar la Esperanza, pero en ese instante, sólo nos queda volver a la luz. FIN. LG/08.
-0-0-0-0-0-

No hay comentarios: