lunes, 1 de junio de 2009

LA COMPARSITA BIEN ALEGRE.

LA COMPARSITA BIEN ALEGRE.
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-05-19.
El Día Mundial contra la Homofobia se celebró públicamente en La Habana el sábado 16 de mayo a golpe de rumbita. La prensa nacional cubana destacó el Día del Campesino. Agencias de prensa extranjera en La Habana reflejaron el hecho con la expectación que economizó la media oficial.
Un ejemplo. La AP lanzó la noticia bajo el titular “Gays cubanos salen masivamente a las calles”. No había que exagerar, estimo. Ni tan masivamente, ni por las calles, ni en plural.
La asistencia al Pabellón Cuba, sede matutina de las actividades, colmó el espacio que de todas formas no llega a ser el del Estadio Latinoamericano del Cerro. No acudieron en apabullante gran número, a todo dar, sería poco más de un millar de personas.
La principal organizadora del evento y directora del Centro de Educación Sexual (CENESEX) Máster en Sexología Castro Espín, precisó los objetivos del evento a los asistentes: “(…) para que la revolución sea más profunda y abarque más ampliamente todas las necesidades del ser humano”.
La presencia en el foro de conferencias del presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Sr. R. Alarcón, dio carácter más representativo a la actividad. Este declaró que “se ha avanzado en los derechos de los homosexuales en Cuba”. ¿…¬ ¬´¡’``+-_:;%!?
Por las declaraciones de organizadores y asistentes se infiere que el rechazo sempiterno a la diversidad sexual viene de la población que no los acepta aún realmente. Mientras, las instituciones gubernamentales tratan de hacerles el camino más fácil.
Más claro, se huele a búsqueda de clientelismo político. A la necesidad del gobierno de mostrar “cambios” en la isla. Con esfuerzos por reflejar una imagen “light” hacia el extranjero, sobre todo hacia la UE, de voluntad aperturista. Acciones para reforzar la pretendida unidad junto a sus líderes y su obra. Por convencernos de buenas intenciones al cabo de 50 años en el poder sin permitir diferencias.
¿Mejor discurso? ¿Un gesto bien sincero y transparente? Sí, pedir Perdón con mayúscula a quienes padecieron expulsión de su aula de estudio o de trabajo “por parecer ser” o por mostrar sin miedo su verdadero rostro.
Perdón, también, a quienes obedecieron los mandatos de una aberrada inquisición heterosexual y machista y se flagelaron a perpetuidad al torcer el rumbo de su sexualidad cuando el de su íntima preferencia les indicaba otra.
Pedir Perdón a los que amaron bajo el tapete de la falsa amistad, el fingido compadrazgo, la cercana vecindad y vivieron angustiados por los apremios del auténtico desfogue de una sexualidad reprimida a duras penas.
Excusarse con palabras de perdón, hasta a los que arrollaron embullados por las rumbitas de una comparsa patética, que no es una marcha de orgullo homosexual, porque las marchas aquí tienen otro carácter y aún son posesión del feudo de la heterosexualidad.
Es inexacta además, la idea de que la población los rechaza. Porque la población en los años 60, nunca pidió la existencia de los campamentos de la UMAP, ni realizó la razzia de la “noche de las Tres P”, ni condenó al ostracismo, sí masivamente, a profesores, escritores, artistas, pintores, estudiantes, religiosos.
Tampoco la población refrendó esa tendencia de exclusivismo heterosexual en un Congreso de Educación y Cultura en el año 71. Mucho menos, la población cubana fue la que envió a homosexuales y lesbianas por centenares, masivamente es lo correcto, al destierro durante el éxodo del Mariel sin otra explicación que la disyuntiva de irse en un barco o cumplir 5 años en la cárcel. Eran parte de la “escoria”.
Se debe pedir perdón, por todos los años malgastados en injurias, diatribas y represiones, por no haberlos invertido en un verdadero y amplio desarrollo del capital humano del país. Ahora, ¿quién devolverá esos años adeudados a tanta gente?
Ni comparsitas, ni rumbitas podrán borrar la verdad oculta el día que en realidad se respeten los derechos humanos en Cuba. Porque todos seremos libres, primero, de todos nuestros miedos y tabúes, entonces sí, que podremos dejar atrás la noche oscura y amarnos bajo la luz de este implacable sol nuestro. FIN. LG/09.
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Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-05-19.
El Día Mundial contra la Homofobia se celebró públicamente en La Habana el sábado 16 de mayo a golpe de rumbita. La prensa nacional cubana destacó el Día del Campesino. Agencias de prensa extranjera en La Habana reflejaron el hecho con la expectación que economizó la media oficial.
Un ejemplo. La AP lanzó la noticia bajo el titular “Gays cubanos salen masivamente a las calles”. No había que exagerar, estimo. Ni tan masivamente, ni por las calles, ni en plural.
La asistencia al Pabellón Cuba, sede matutina de las actividades, colmó el espacio que de todas formas no llega a ser el del Estadio Latinoamericano del Cerro. No acudieron en apabullante gran número, a todo dar, sería poco más de un millar de personas.
La principal organizadora del evento y directora del Centro de Educación Sexual (CENESEX) Máster en Sexología Castro Espín, precisó los objetivos del evento a los asistentes: “(…) para que la revolución sea más profunda y abarque más ampliamente todas las necesidades del ser humano”.
La presencia en el foro de conferencias del presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Sr. R. Alarcón, dio carácter más representativo a la actividad. Este declaró que “se ha avanzado en los derechos de los homosexuales en Cuba”. ¿…¬ ¬´¡’``+-_:;%!?
Por las declaraciones de organizadores y asistentes se infiere que el rechazo sempiterno a la diversidad sexual viene de la población que no los acepta aún realmente. Mientras, las instituciones gubernamentales tratan de hacerles el camino más fácil.
Más claro, se huele a búsqueda de clientelismo político. A la necesidad del gobierno de mostrar “cambios” en la isla. Con esfuerzos por reflejar una imagen “light” hacia el extranjero, sobre todo hacia la UE, de voluntad aperturista. Acciones para reforzar la pretendida unidad junto a sus líderes y su obra. Por convencernos de buenas intenciones al cabo de 50 años en el poder sin permitir diferencias.
¿Mejor discurso? ¿Un gesto bien sincero y transparente? Sí, pedir Perdón con mayúscula a quienes padecieron expulsión de su aula de estudio o de trabajo “por parecer ser” o por mostrar sin miedo su verdadero rostro.
Perdón, también, a quienes obedecieron los mandatos de una aberrada inquisición heterosexual y machista y se flagelaron a perpetuidad al torcer el rumbo de su sexualidad cuando el de su íntima preferencia les indicaba otra.
Pedir Perdón a los que amaron bajo el tapete de la falsa amistad, el fingido compadrazgo, la cercana vecindad y vivieron angustiados por los apremios del auténtico desfogue de una sexualidad reprimida a duras penas.
Excusarse con palabras de perdón, hasta a los que arrollaron embullados por las rumbitas de una comparsa patética, que no es una marcha de orgullo homosexual, porque las marchas aquí tienen otro carácter y aún son posesión del feudo de la heterosexualidad.
Es inexacta además, la idea de que la población los rechaza. Porque la población en los años 60, nunca pidió la existencia de los campamentos de la UMAP, ni realizó la razzia de la “noche de las Tres P”, ni condenó al ostracismo, sí masivamente, a profesores, escritores, artistas, pintores, estudiantes, religiosos.
Tampoco la población refrendó esa tendencia de exclusivismo heterosexual en un Congreso de Educación y Cultura en el año 71. Mucho menos, la población cubana fue la que envió a homosexuales y lesbianas por centenares, masivamente es lo correcto, al destierro durante el éxodo del Mariel sin otra explicación que la disyuntiva de irse en un barco o cumplir 5 años en la cárcel. Eran parte de la “escoria”.
Se debe pedir perdón, por todos los años malgastados en injurias, diatribas y represiones, por no haberlos invertido en un verdadero y amplio desarrollo del capital humano del país. Ahora, ¿quién devolverá esos años adeudados a tanta gente?
Ni comparsitas, ni rumbitas podrán borrar la verdad oculta el día que en realidad se respeten los derechos humanos en Cuba. Porque todos seremos libres, primero, de todos nuestros miedos y tabúes, entonces sí, que podremos dejar atrás la noche oscura y amarnos bajo la luz de este implacable sol nuestro. FIN. LG/09.
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