martes, 27 de abril de 2010

Las calles para los bailarines

LAS CALLES PARA LOS BAILARINES
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2010-04-09.
Las calles, callejones y plazas de la parte más antigua de La Habana sirvieron de escenario a decenas de danzantes. Sucedió esto por la realización del Decimoquinto Encuentro Internacional de Danza en espacios urbanos. Un nombre larguísimo para un evento que sólo duró cinco días.
Auspiciado por la oficina del Historiador, el MINCULT y otros, este acontecimiento valió como divertimento para turistas y una manera de hacer olvidar un poco las carencias materiales a los residentes.
Desde el 7 al 11 de abril, 16 grupos de danza expusieron sus coreografías a los transeúntes y público en general. No dejó de ser un espectáculo amable y siempre bienvenido en un entorno agradable para los habaneros y exótico para los turistas. No se puede criticar este tipo de evento.
Sin embargo, hay que distinguir entre bailarines o danzantes y bailadores. A quienes un abismo los separa. Porque los bailadores, los cubanos amantes del baile, carecen de espacio para bailar, divertirse, expansionarse a sus anchas.
Realmente, las calles de La Habana Vieja ofrecieron su espacio a los bailarines de los conjuntos participantes. No obstante, los residentes en la parte más antigua de la capital resienten la falta de espacio para bailar ellos mismos. Porque no basta con una emisión de televisión semanal que transmita un concurso de bailadores para satisfacer las ganas de moverse al compás de una melodía.
Los cubanos somos bailadores desde que nacemos. Una de los primeros elogios que los adultos hacen a los infantes es de lo bien que se mueven al ritmo de cualquier melodía. A pesar de eso, pasan a la adolescencia y llegan a ser adultos sin satisfacer las ganas de bailar cómo, cuándo y dónde les plazca.
Numerosas voces autorizadas, directores de orquestas populares, maestros de baile, etc. han pedido mil veces en casi todos los foros nacionales posibles el establecimiento de espacios donde los cubanos puedan bailar sin costarle un precio en moneda convertible o mejor gratuitamente. Tan es así que se ha perdido la costumbre de acudir a un lugar público a bailar sin armar una trifulca comparable a la batalla de los 300.
El hábito de bailar se remonta siglos atrás. Primero, en las tabernas del puerto adonde la Flotas españolas repostaban de ida y de vuelta de otras colonias en sus viajes a la Metrópoli. Luego, en las sociedades de blancos, de negros y mestizos, los Liceos y los cabildos, en los teatros.
En el fin de siglo XIX, las sociedades y las asociaciones cumplieron su papel de proporcionar espacios para que sus asociados e invitados disfrutaran de bailes para celebrar diferentes patronos, aniversarios, concursos y competiciones.
Realmente, hay un lazo muy estrecho entre los juegos de pelota y la música bailable. Estudiosos anotan que Miguelito Faílde y su charanga acompañaban al equipo de pelota matancero a las competencias donde la alegría del campeón se fundía con unos melodiosos danzones para reposar de carreras y batazos.
Ya en la República, hasta las campañas electorales se hacían al son de la música, cuando la rumba y la conga y la guaracha sirvieron de propaganda política más de una vez. Los bailes públicos eran ocasiones para disfrute de familias y parejas de enamorados, además de público en general. También para que los músicos y los cantantes ganaran su sustento.
Pero la realidad es que hoy el baile popular está acabado. Solamente, bailan los bailarines cuando participan en eventos de danza, que evidentemente hay muchos. Casi tantos como para que los cientos de estudiantes de danza tengan una oportunidad de bailar. ¿Y quién no haya estudiado en una academia de ballet o de danza?
Bueno, ese tendrá que seguir en espera que los bailarines devuelvan las calles que hoy ocupan y las calles vuelvan a ser de Todos. Todos los cubanos por igual. Sin tener la obligación de mostrar un carné de revolucionario o un certificado de una academia de ballet o danza. Entonces, seremos libres de bailar lo que nos plazca. FIN. LG/10.
-0-0-0-0-0-

No hay comentarios: