miércoles, 8 de abril de 2009

UNA HERRAMIENTA POR EL PLURALISMO
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-03-23.
La propaganda oficial cubana denigra la labor de quienes se atreven a informar verazmente sobre la realidad cubana. Un artículo firmado por M. H. Lagardek aparecido en el sitio electrónico Cambios Cuba, titulado “Ni periodistas, ni independientes”, recicla los vituperios acostumbrados para lanzarlos otra vez contra los llamados periodistas independientes.
En el texto, el amanuense oficial comienza por juzgar a quienes cumplen objetivamente como informadores de la realidad cubana de manera peyorativa. Apela a la falta de colegiación de estos hombres y mujeres que desde hace años retratan sin cesar le panorama socio económico cubano desde un punto de vista diferente al de la prensa oficial.
Luego, a manera de revelaciones detalla la vinculación de los cursos para periodistas con los profesores de periodismo de la FIU (Florida International University) y CUBANET. Menciona por su nombre a quienes trabajan para mantener el vínculo informativo con los colaboradores en Cuba y a los profesores que contribuyen para que la calidad y el profesionalismo de estos aumenten y alcancen un reconocimiento profesional por una demostrada calidad. Finalmente, nos acusa con el archi repetido adjetivo de mercenarios, a falta de otros no dictados todavía por el Departamento ideológico del CC del PCC.
El discurso utilizado por el Sr. M. H. Lagardek en su trabajo no supera las excrecencias informativas a que nos tiene acostumbrados los órganos de organizaciones políticas y los denominados de masa que en Cuba difunden las informaciones oficiales emanadas de los círculos de la nomenclatura cubana. Lo único redituable del trabajo del escribano citado como autor del trabajo publicado en Cambios Cuba es que nos revela una vez más cuánto de pedestre hay en el lenguaje patibulario empleado y en el tiempo que gastan en defender lo indefendible.
En Cuba, prácticamente, los mayores de 60 años son quienes esperan leer el periódico día a día, como los elefantes viejos que otean el horizonte con su trompa en espera de atrapar la humedad que la sequía ahuyenta. Los más jóvenes ni siquiera leen sus páginas, ni escuchan las informaciones que los tres noticiarios cotidianos ofrecen.
Los ancianos revenden los periódicos cubanos a un peso cuando les cuestan veinte centavos. Los ochenta centavos de ganancia contribuyen a mantener su sobrevida después de unos cuarenta o más años de vida laboral inútil para garantizar una vejez decente. En cuanto a los de menos edad, se ocupan más en proteger los cables de las antenas que conectados a sus televisores chinos marcas Atek Panda y Haier les permiten gozar de las telenovelas y noticiarios sensacionalistas de la programación de los canales de televisión de Miami.
En los medios de comunicación cubanos no se filtra la más inocente de las informaciones si estas no son aprobadas por el aparato político del Partido Comunista. Sin embargo, muchos de los trabajadores de esos órganos de prensa, radio o televisión no son graduados de comunicación social o periodismo, sino de la carrera de Derecho monitoreados por jefes del Ministerio del Interior o militares desmovilizados.
Esos que M. H. Lagardek devalúa con el titular que no son ni periodistas, ni independientes, sienten más en su interior la urgente necesidad de informar la verdad al público, la verdadera razón del servidor público, la que debe ser la primera en un periodista. Por eso, la prensa libre es la herramienta más poderosa contra el despotismo. FIN. LG/09.
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