miércoles, 3 de junio de 2009

DEL PODER A LA FE: LAS LECTURAS DEL DESEO.

DEL PODER A LA FE: LAS LECTURAS DEL DESEO.
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana.

A seis años de la primera edición, llega una segunda presentación de una antología de poesía erótica cubana desde el siglo 18 hasta el presente, seleccionada y presentada por Víctor Fowler, poeta y ensayista cubano. Más que una colección de piezas, el autor nos muestra el discurso de una erótica nacional a través del tiempo.
Es lógico que el ordenamiento de todo un discurso poético basado en el erotismo implique ya el establecimiento de un cierto canon. Y para ello, el antólogo Fowler nos prepara desde la nota para la segunda edición al afirmar que: “Una antología es tanto un ejercicio de poder como un acto de fe en la capacidad de la escritura para convertirse en una suerte de mapa del tiempo, también es una punta de iceberg, pues lo presente oculta centenares de páginas en ocasiones ingratas.”
Por lo contrario, nada de ingrato regalan las 388 páginas de textos de los 152 poetas antologados, sólo goce. Además como colofón del goce también, hace justicia a la expresión popular, cuando recoge 13 cuartetas y 9 décimas que anteceden 22 textos de canciones muy conocidas de todos en las que el erotismo rampante de sus textos ilumina como fuegos artificiales en la noche los rincones más oscuros de la imaginación.
Valor añadido posee asimismo por la extensa muestra de poetas este canon del texto erótico cubano. La inclusión de autores desde Rubalcava, Tanco, Zenea, Aniceto Valdivia, pasando por Boti, Sánchez Galárraga, Marinello, Piñera, Feijóo, Lezama, Hilarión Cabrisas, Buesa, hasta Marré, los de Oráa, Raúl Luís, Arrufat, Baragaño, Nogueras, Casaús, Nadereau, Barnet, Serret, Delfín Prats, Morán Llul, Jorge L. Arcos, Lauro, García Montiel, Abilio Estévez, y treintañeros como José Félix León confieren al volumen un carácter muy abarcador.
Atinadamente, Fowler recopila los textos de poesía erótica de 35 autoras cubanas. Así, no deja de lado la visión femenina de un fenómeno que del lado masculino es revelado, en muchas ocasiones como un terreno en propiedad, como espacio en derecho del macho lujurioso. Entonces, usted coincidirá conmigo cuando descubra el aporte femenino a la mirada poética cubana de lo erótico como se transcurre el curso de este tema como un río desembozado en “Soneto imitando una oda de Safo” de la Avellaneda hasta la complacencia explícita de “Mi sexo” de María Liliana Celorrio.
Otro aspecto no menos importante de esta selección de textos que le confiere una dimensión abarcadora es la inclusión de una poética erótica de diferentes orientaciones sexuales.
En las páginas de “La eterna danza”, título del volumen, hallamos un texto de Buesa como “Tendido sobre el lecho” donde se muestra la autocomplacencia con el cuerpo masculino mismo, encontramos el atrevimiento del texto “El hermafrodita de Velletri” de un Aniceto Valdivia, tropezamos con el desenfado de “Palabras de joven” de Virgilio Piñera y el reconocimiento de la visión incandescente de la adolescencia en “Un muchacho” de Francisco Morán Llul, la fiereza en “Los Alfileres” de Mercedes Mata- moros no deja de sorprendernos o la mirada lasciva del voyeur en “Tautología y performance” de Gerardo Fernández Fe.
Finalmente, basta anotar otro tanto al valor intrínseco de la selección de Fowler, al darle su beneplácito a nombres como el de Francisco Morán Llul, Daína Chaviano, Abilio Estévez, Jorge Luís Arcos, y otros en el exilio, así como a una Tania Díaz Castro, hoy en el periodismo independiente.
Algunos podrán argüir que falten textos de carácter ejemplar, otros podrán no estar de acuerdo con la apreciación del poeta y ensayista Fowler, pero sí estimo que nadie podrá discutir el calificativo de clásico dentro de la Literatura cubana al volumen en cuestión. FIN. LG/07.
-0-0-0-0-0-0-Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana.

A seis años de la primera edición, llega una segunda presentación de una antología de poesía erótica cubana desde el siglo 18 hasta el presente, seleccionada y presentada por Víctor Fowler, poeta y ensayista cubano. Más que una colección de piezas, el autor nos muestra el discurso de una erótica nacional a través del tiempo.
Es lógico que el ordenamiento de todo un discurso poético basado en el erotismo implique ya el establecimiento de un cierto canon. Y para ello, el antólogo Fowler nos prepara desde la nota para la segunda edición al afirmar que: “Una antología es tanto un ejercicio de poder como un acto de fe en la capacidad de la escritura para convertirse en una suerte de mapa del tiempo, también es una punta de iceberg, pues lo presente oculta centenares de páginas en ocasiones ingratas.”
Por lo contrario, nada de ingrato regalan las 388 páginas de textos de los 152 poetas antologados, sólo goce. Además como colofón del goce también, hace justicia a la expresión popular, cuando recoge 13 cuartetas y 9 décimas que anteceden 22 textos de canciones muy conocidas de todos en las que el erotismo rampante de sus textos ilumina como fuegos artificiales en la noche los rincones más oscuros de la imaginación.
Valor añadido posee asimismo por la extensa muestra de poetas este canon del texto erótico cubano. La inclusión de autores desde Rubalcava, Tanco, Zenea, Aniceto Valdivia, pasando por Boti, Sánchez Galárraga, Marinello, Piñera, Feijóo, Lezama, Hilarión Cabrisas, Buesa, hasta Marré, los de Oráa, Raúl Luís, Arrufat, Baragaño, Nogueras, Casaús, Nadereau, Barnet, Serret, Delfín Prats, Morán Llul, Jorge L. Arcos, Lauro, García Montiel, Abilio Estévez, y treintañeros como José Félix León confieren al volumen un carácter muy abarcador.
Atinadamente, Fowler recopila los textos de poesía erótica de 35 autoras cubanas. Así, no deja de lado la visión femenina de un fenómeno que del lado masculino es revelado, en muchas ocasiones como un terreno en propiedad, como espacio en derecho del macho lujurioso. Entonces, usted coincidirá conmigo cuando descubra el aporte femenino a la mirada poética cubana de lo erótico como se transcurre el curso de este tema como un río desembozado en “Soneto imitando una oda de Safo” de la Avellaneda hasta la complacencia explícita de “Mi sexo” de María Liliana Celorrio.
Otro aspecto no menos importante de esta selección de textos que le confiere una dimensión abarcadora es la inclusión de una poética erótica de diferentes orientaciones sexuales.
En las páginas de “La eterna danza”, título del volumen, hallamos un texto de Buesa como “Tendido sobre el lecho” donde se muestra la autocomplacencia con el cuerpo masculino mismo, encontramos el atrevimiento del texto “El hermafrodita de Velletri” de un Aniceto Valdivia, tropezamos con el desenfado de “Palabras de joven” de Virgilio Piñera y el reconocimiento de la visión incandescente de la adolescencia en “Un muchacho” de Francisco Morán Llul, la fiereza en “Los Alfileres” de Mercedes Mata- moros no deja de sorprendernos o la mirada lasciva del voyeur en “Tautología y performance” de Gerardo Fernández Fe.
Finalmente, basta anotar otro tanto al valor intrínseco de la selección de Fowler, al darle su beneplácito a nombres como el de Francisco Morán Llul, Daína Chaviano, Abilio Estévez, Jorge Luís Arcos, y otros en el exilio, así como a una Tania Díaz Castro, hoy en el periodismo independiente.
Algunos podrán argüir que falten textos de carácter ejemplar, otros podrán no estar de acuerdo con la apreciación del poeta y ensayista Fowler, pero sí estimo que nadie podrá discutir el calificativo de clásico dentro de la Literatura cubana al volumen en cuestión. FIN. LG/07.
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