lunes, 3 de agosto de 2009

LA PRENSA CUBANA EN MEDIO SIGLO: 1959 – 2009.

LA PRENSA CUBANA EN MEDIO SIGLO: 1959 – 2009.
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-02-24.
Ante el camino recorrido por la prensa en Cuba en el último medio siglo la interrogante que se impone es la siguiente ¿Podremos algún día librarnos del daño conferido al periodismo después de tantos años de mediocridad oficiosa gubernamental?
REVISIÓN DE LOS ANTECEDENTES
Durante la dictadura de Batista, el gobierno intentó controlar la prensa, además de la censura directa, por sobornos a periodistas, por concesiones a dueños de empresas y por intimidación. Los largos períodos de censura de este período (poco más de doce meses) hizo difícil que tantos periódicos y estaciones de radio pudieran subsistir sin otros ingresos que los de la venta de anuncios, circulación y programas. Solamente, en la ciudad de La Habana, con un millón de habitantes, había más de 20 periódicos, junto a más de 30 radioemisoras, 5 empresas de televisión, un conjunto de medios de comunicación como ninguna otra capital latinoamericana.
El número de periódicos comenzó a disminuir inmediatamente a la huída de Batista. Sus dueños eran figuras del gobierno o estaban muy vinculados al mismo. Cuando de los restantes medios de prensa, algunos comenzaron a disentir, el flamante gobierno revolucionario recurrió a la denuncia pública e intimidando a los anunciantes, comerciantes e industriales, para que dejaran de usarlos como medios publicitarios y suprimiendo los anuncios oficiales.
Añadido a lo anterior, usó el procedimiento de crear problemas internos en las empresas periodísticas por medio de los empleados y obreros y de las asociaciones de periodistas que el gobierno controlaba ya.
Gracias a la influencia que gozaban las autoridades en el Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, el 26 de diciembre del 60, los miembros del organismo citado, tomaron el acuerdo de imponer sobre todas las publicaciones periódicas la obligación de incluir en ellas, en forma de aclaraciones o apostillas, críticas a los editoriales y a las noticias que no estaban de acuerdo con el criterio del gobierno.
A los 30 días, cuando el periódico Avance se negó a publicar lo que todos denominaron “coletillas”, alegando la libertad de expresión e información estipulada en la Ley Fundamental, un grupo de empleados y partidarios del régimen asaltó violentamente los locales del diario, lo que fue sancionado como un proceder correcto por Fidel Castro y más tarde atacó duramente al director del periódico y a dos redactores, quienes se marcharon del país de inmediato.
Una campaña contra la libertad de Expresión, en conjunto, lanzaron los periódicos Hoy y Revolución, órganos del PSP y del Movimiento 26 de julio respectivamente. Paulatinamente, fueron cerrando periódicos, hasta quedar entre unos pocos Prensa Libre y el Diario de La Marina. Sobre todo este último, se enfrentó al poder gubernamental con editoriales duros en contra del comunismo.
En Prensa Libre, publicó el Dr. Luís Aguilar León, un artículo bajo el título “La hora de la unanimidad” en el que pronosticó la advertencia de que el país había llegado a “una sólida e impenetrable unanimidad totalitaria” y añadía con certeza visionaria: “La misma consigna se repetirá en toda la prensa escrita y hablada. No habrá voces en desacuerdo, ni posibilidad de crítica, ni refutaciones públicas. Con ese control se facilitará el adoctrinamiento, y el miedo colectivo se ocupará del resto”. Después de la toma de Prensa libre, le tocó el turno a Bohemia.
LA LLEGADA DE LA NOCHE
A partir de este momento inicial, toda la prensa quedó en manos del gobierno y se impuso la censura totalitaria. El diario Granma, fundado en el 1965, órgano del Partido Comunista y el Juventud Rebelde, de la Juventud comunista, creado poco después en octubre del propio año, constituyeron los periódicos principales portavoces de la ideología comunista.
Esta política de prensa fue ratificada años más tarde, cuando el Primer Congreso del partido Comunista, en su Plataforma programática se expuso que sería el “documento rector para todo el trabajo del partido… su principal instrumento ideológico y su bandera de combate”.
Mientras en el apartado 105, acerca de la prensa, consignaba lo siguiente: “El Partido prestará una orientación y atención sistemática a los órganos de difusión masiva y promoverá la participación entusiasta y creadora de todos los trabajadores que laboran en ellos, apoyándose en los comunistas y en la actividad del movimiento sindical…”
En la Tesis sobre los medios de difusión masiva, aprobada en el primer Congreso del PCC, se expone lo siguiente: “En el socialismo, los medios de difusión masiva forman parte y complementan un proceso de comunicación con las masas que se realiza cotidianamente mediante las estructuras del Partido, el Estado, la UJC y las organizaciones de masas, (…)
Por su capacidad de difusión, los medios tienen la función de ampliar, generalizar y enriquecer el contenido de este proceso, al que portan sensiblemente en lo que concierne a la información nacional e internacional, y asumir responsabilidades específicas de carácter educativo, organizativo, movilizador y recreativo”.
Por su parte la Constitución del 76 sancionó que “Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y de prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”. Con estas palabras quedaban atados los lazos de la libertad de expresión y la oscuridad de la mentira cayó sobre los lectores.
Evidentemente, el rol público de informar de la prensa quedó circunscrito al papel de portavoz de una organización política nacional, la cual domina, controla y manipula la información a su conveniencia.
Asimismo, impusieron un nuevo concepto de periodismo al decir que “el periodismo es una de las vías que tienen los trabajadores para desarrollar un forma de pensar y de trabajar en la nueva sociedad que están construyendo, para aprender una serie de principios y conceptos dirigidos a ese objetivo”.
LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA MEDIOCRIDAD.
Borraron toda la tradición de la prensa cubana, con sus características particulares, que la hizo una de las mejores del hemisferio para, en su lugar, implantar las ideas leninistas sobre la prensa. En un folleto sobre La noticia integral, escrito por José A. Benítez, se observan numerosas menciones a Lenin y unas 9 citas de un folleto del líder ruso intitulado “Acerca de la prensa”. Según el pensamiento de Lenin, la prensa servía únicamente para expresar la orientación marxista del Partido y que éste imponía a la sociedad.
Más claro, se expone en el mencionado folleto el papel que la prensa jugará en el proceso de adoctrinamiento cuando dice “una de las metas principales de los medios de información revolucionarios fue liberar a los trabajadores del pasado de dominación que en el terreno de la educación y la cultura el régimen burgués había sumido al pueblo”.
Consideran además que el dominio de la doctrina marxista- leninista por los periodistas es indispensable para la educación de los trabajadores, desde el punto de vista económico, social, político.
En pocas palabras, el papel de la prensa en estos cincuenta años ha sido el de borrar los hechos que convirtieron a Cuba antes del 59 en un país que ocupaba un lugar destacado entre los países del hemisferio en muchos sectores. Particularmente, en el sector de los medios masivos de difusión, la isla antillana siempre ocupó un lugar destacadísimo.
Desde el punto de vista técnico, también entronizaron ciertos cambios. Uno de ellos, quizás, el más visible, fue el de la noticia integral. La que consistió en completar cualquier tipo de información con las ideas políticas expresadas en las tesis del Congreso del PCC.
Precisamente, la definieron de esta forma: “Por información o noticia integral debemos entender aquella que destaca lo verdaderamente significativo de los hechos, la que aclara la visión correcta de las cosas que ocurren, la que pone al individuo al alcance del proceso revolucionario de nuestros tiempos, proyecta las claves de la historia y transmite a los trabajadores elementos de la cultura y de la educación”.
Esto significa que toda información deberá llevar una complementación que políticamente la adapte a las ideas, conceptos, criterios partidistas.
LA APOLOGÍA DE LA MANIPULACIÓN INFORMATIVA
En cuanto al aspecto de la presencia de la crítica en la prensa, tomaremos como ejemplo del más alto líder del régimen cubano: “En un Estado de trabajadores como el nuestro, la crítica a una deficiencia o a errores en la gestión económica o administrativa no se hace para destruir a nadie, ni a la confianza de las masas en la Revolución, sino para educar al pueblo y señalar el camino de la rectificación”. Según lo anterior, la crítica se hace fundamentalmente para ayudar a la construcción del socialismo.
Dicho esto, no hacen falta más ejemplos para descubrir la fuente de la apologética en la prensa oficialista cubana. Uno de sus mayores males. Incluso, criticado en ciertas ocasiones por algunos de sus dirigentes, pero mejor a manera de raspa polvo cariñoso más que como castigo ejemplarizante.
EL REVÉS DEL HOMBRE NUEVO
Llegados a este punto, después de un análisis somero de este medio siglo de prensa oficialista en Cuba, creo que es necesario darle un lugar meritorio a quienes desde finales de los 80, con más fuerza a inicios de los 90 y definitivamente lanzados desde mediados de los 90, reivindicaron a cuenta y riesgo la eticidad periodística tradicional de la prensa cubana.
Primeramente, surgieron como informadores de noticias cubanas al extranjero gracias a la creación y al desarrollo de la Radio Martí. En los años 94, 95, 96, constituyeron una realidad cierta, desafiante y hasta un poco transgresora al improvisar en un medio complejo que la mayoría desconocía, pero llevados por el afán de expresarse libremente.
Con todos los defectos imputables al poco profesionalismo, con sus errores de apreciación, de enfoque o técnicos, los periodistas independientes han salvado, en algo más allá de un lustro, la tradición cubana de plasmar la realidad en sus crónicas, en sus artículos de opinión – a veces verdaderos editoriales- en sus reportajes un tanto desmañados en ocasiones, pero efectivos en trasladar la verdadera realidad.
Han surgido de sus mentes y sus manos, boletines, tabloides, folletos, revistas, blogs, periódicos digitales con un nivel de calidad propio de profesionales y, todo esto, sin medios adecuados de comunicación, sin tecnologías de punta, sin dominar procedimientos de comunicación y exclusivamente con la voluntad de hacer y ganarse un espacio que les fue negado hace cincuenta años. Esos son los nuevos periodistas, los del siglo XXI, quienes no se ponen al servicio de de otra idea que no sea la de la libertad de expresión. FIN. LG/09.
-0-0-0-0-0-0-
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-02-24.
Ante el camino recorrido por la prensa en Cuba en el último medio siglo la interrogante que se impone es la siguiente ¿Podremos algún día librarnos del daño conferido al periodismo después de tantos años de mediocridad oficiosa gubernamental?
REVISIÓN DE LOS ANTECEDENTES
Durante la dictadura de Batista, el gobierno intentó controlar la prensa, además de la censura directa, por sobornos a periodistas, por concesiones a dueños de empresas y por intimidación. Los largos períodos de censura de este período (poco más de doce meses) hizo difícil que tantos periódicos y estaciones de radio pudieran subsistir sin otros ingresos que los de la venta de anuncios, circulación y programas. Solamente, en la ciudad de La Habana, con un millón de habitantes, había más de 20 periódicos, junto a más de 30 radioemisoras, 5 empresas de televisión, un conjunto de medios de comunicación como ninguna otra capital latinoamericana.
El número de periódicos comenzó a disminuir inmediatamente a la huída de Batista. Sus dueños eran figuras del gobierno o estaban muy vinculados al mismo. Cuando de los restantes medios de prensa, algunos comenzaron a disentir, el flamante gobierno revolucionario recurrió a la denuncia pública e intimidando a los anunciantes, comerciantes e industriales, para que dejaran de usarlos como medios publicitarios y suprimiendo los anuncios oficiales.
Añadido a lo anterior, usó el procedimiento de crear problemas internos en las empresas periodísticas por medio de los empleados y obreros y de las asociaciones de periodistas que el gobierno controlaba ya.
Gracias a la influencia que gozaban las autoridades en el Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, el 26 de diciembre del 60, los miembros del organismo citado, tomaron el acuerdo de imponer sobre todas las publicaciones periódicas la obligación de incluir en ellas, en forma de aclaraciones o apostillas, críticas a los editoriales y a las noticias que no estaban de acuerdo con el criterio del gobierno.
A los 30 días, cuando el periódico Avance se negó a publicar lo que todos denominaron “coletillas”, alegando la libertad de expresión e información estipulada en la Ley Fundamental, un grupo de empleados y partidarios del régimen asaltó violentamente los locales del diario, lo que fue sancionado como un proceder correcto por Fidel Castro y más tarde atacó duramente al director del periódico y a dos redactores, quienes se marcharon del país de inmediato.
Una campaña contra la libertad de Expresión, en conjunto, lanzaron los periódicos Hoy y Revolución, órganos del PSP y del Movimiento 26 de julio respectivamente. Paulatinamente, fueron cerrando periódicos, hasta quedar entre unos pocos Prensa Libre y el Diario de La Marina. Sobre todo este último, se enfrentó al poder gubernamental con editoriales duros en contra del comunismo.
En Prensa Libre, publicó el Dr. Luís Aguilar León, un artículo bajo el título “La hora de la unanimidad” en el que pronosticó la advertencia de que el país había llegado a “una sólida e impenetrable unanimidad totalitaria” y añadía con certeza visionaria: “La misma consigna se repetirá en toda la prensa escrita y hablada. No habrá voces en desacuerdo, ni posibilidad de crítica, ni refutaciones públicas. Con ese control se facilitará el adoctrinamiento, y el miedo colectivo se ocupará del resto”. Después de la toma de Prensa libre, le tocó el turno a Bohemia.
LA LLEGADA DE LA NOCHE
A partir de este momento inicial, toda la prensa quedó en manos del gobierno y se impuso la censura totalitaria. El diario Granma, fundado en el 1965, órgano del Partido Comunista y el Juventud Rebelde, de la Juventud comunista, creado poco después en octubre del propio año, constituyeron los periódicos principales portavoces de la ideología comunista.
Esta política de prensa fue ratificada años más tarde, cuando el Primer Congreso del partido Comunista, en su Plataforma programática se expuso que sería el “documento rector para todo el trabajo del partido… su principal instrumento ideológico y su bandera de combate”.
Mientras en el apartado 105, acerca de la prensa, consignaba lo siguiente: “El Partido prestará una orientación y atención sistemática a los órganos de difusión masiva y promoverá la participación entusiasta y creadora de todos los trabajadores que laboran en ellos, apoyándose en los comunistas y en la actividad del movimiento sindical…”
En la Tesis sobre los medios de difusión masiva, aprobada en el primer Congreso del PCC, se expone lo siguiente: “En el socialismo, los medios de difusión masiva forman parte y complementan un proceso de comunicación con las masas que se realiza cotidianamente mediante las estructuras del Partido, el Estado, la UJC y las organizaciones de masas, (…)
Por su capacidad de difusión, los medios tienen la función de ampliar, generalizar y enriquecer el contenido de este proceso, al que portan sensiblemente en lo que concierne a la información nacional e internacional, y asumir responsabilidades específicas de carácter educativo, organizativo, movilizador y recreativo”.
Por su parte la Constitución del 76 sancionó que “Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y de prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”. Con estas palabras quedaban atados los lazos de la libertad de expresión y la oscuridad de la mentira cayó sobre los lectores.
Evidentemente, el rol público de informar de la prensa quedó circunscrito al papel de portavoz de una organización política nacional, la cual domina, controla y manipula la información a su conveniencia.
Asimismo, impusieron un nuevo concepto de periodismo al decir que “el periodismo es una de las vías que tienen los trabajadores para desarrollar un forma de pensar y de trabajar en la nueva sociedad que están construyendo, para aprender una serie de principios y conceptos dirigidos a ese objetivo”.
LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA MEDIOCRIDAD.
Borraron toda la tradición de la prensa cubana, con sus características particulares, que la hizo una de las mejores del hemisferio para, en su lugar, implantar las ideas leninistas sobre la prensa. En un folleto sobre La noticia integral, escrito por José A. Benítez, se observan numerosas menciones a Lenin y unas 9 citas de un folleto del líder ruso intitulado “Acerca de la prensa”. Según el pensamiento de Lenin, la prensa servía únicamente para expresar la orientación marxista del Partido y que éste imponía a la sociedad.
Más claro, se expone en el mencionado folleto el papel que la prensa jugará en el proceso de adoctrinamiento cuando dice “una de las metas principales de los medios de información revolucionarios fue liberar a los trabajadores del pasado de dominación que en el terreno de la educación y la cultura el régimen burgués había sumido al pueblo”.
Consideran además que el dominio de la doctrina marxista- leninista por los periodistas es indispensable para la educación de los trabajadores, desde el punto de vista económico, social, político.
En pocas palabras, el papel de la prensa en estos cincuenta años ha sido el de borrar los hechos que convirtieron a Cuba antes del 59 en un país que ocupaba un lugar destacado entre los países del hemisferio en muchos sectores. Particularmente, en el sector de los medios masivos de difusión, la isla antillana siempre ocupó un lugar destacadísimo.
Desde el punto de vista técnico, también entronizaron ciertos cambios. Uno de ellos, quizás, el más visible, fue el de la noticia integral. La que consistió en completar cualquier tipo de información con las ideas políticas expresadas en las tesis del Congreso del PCC.
Precisamente, la definieron de esta forma: “Por información o noticia integral debemos entender aquella que destaca lo verdaderamente significativo de los hechos, la que aclara la visión correcta de las cosas que ocurren, la que pone al individuo al alcance del proceso revolucionario de nuestros tiempos, proyecta las claves de la historia y transmite a los trabajadores elementos de la cultura y de la educación”.
Esto significa que toda información deberá llevar una complementación que políticamente la adapte a las ideas, conceptos, criterios partidistas.
LA APOLOGÍA DE LA MANIPULACIÓN INFORMATIVA
En cuanto al aspecto de la presencia de la crítica en la prensa, tomaremos como ejemplo del más alto líder del régimen cubano: “En un Estado de trabajadores como el nuestro, la crítica a una deficiencia o a errores en la gestión económica o administrativa no se hace para destruir a nadie, ni a la confianza de las masas en la Revolución, sino para educar al pueblo y señalar el camino de la rectificación”. Según lo anterior, la crítica se hace fundamentalmente para ayudar a la construcción del socialismo.
Dicho esto, no hacen falta más ejemplos para descubrir la fuente de la apologética en la prensa oficialista cubana. Uno de sus mayores males. Incluso, criticado en ciertas ocasiones por algunos de sus dirigentes, pero mejor a manera de raspa polvo cariñoso más que como castigo ejemplarizante.
EL REVÉS DEL HOMBRE NUEVO
Llegados a este punto, después de un análisis somero de este medio siglo de prensa oficialista en Cuba, creo que es necesario darle un lugar meritorio a quienes desde finales de los 80, con más fuerza a inicios de los 90 y definitivamente lanzados desde mediados de los 90, reivindicaron a cuenta y riesgo la eticidad periodística tradicional de la prensa cubana.
Primeramente, surgieron como informadores de noticias cubanas al extranjero gracias a la creación y al desarrollo de la Radio Martí. En los años 94, 95, 96, constituyeron una realidad cierta, desafiante y hasta un poco transgresora al improvisar en un medio complejo que la mayoría desconocía, pero llevados por el afán de expresarse libremente.
Con todos los defectos imputables al poco profesionalismo, con sus errores de apreciación, de enfoque o técnicos, los periodistas independientes han salvado, en algo más allá de un lustro, la tradición cubana de plasmar la realidad en sus crónicas, en sus artículos de opinión – a veces verdaderos editoriales- en sus reportajes un tanto desmañados en ocasiones, pero efectivos en trasladar la verdadera realidad.
Han surgido de sus mentes y sus manos, boletines, tabloides, folletos, revistas, blogs, periódicos digitales con un nivel de calidad propio de profesionales y, todo esto, sin medios adecuados de comunicación, sin tecnologías de punta, sin dominar procedimientos de comunicación y exclusivamente con la voluntad de hacer y ganarse un espacio que les fue negado hace cincuenta años. Esos son los nuevos periodistas, los del siglo XXI, quienes no se ponen al servicio de de otra idea que no sea la de la libertad de expresión. FIN. LG/09.
-0-0-0-0-0-0-

No hay comentarios: