lunes, 3 de agosto de 2009

CALOR, DVD Y TELENOVELAS.

CALOR, DVD Y TELENOVELAS.
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-07-15.
Los sofocantes mediodías de los días de julio y agosto obligan a escapar del sol. Es la hora de quedarse en casa, vestir un short y sentarse frente a la pantalla del televisor.
La venta de lectores de DVD en Cuba en los últimos dos años disparó el consumo de películas y series. Sobre todo las telenovelas gozan del favor de un público mayoritario, aunque las fórmulas de estos materiales audiovisuales sean repetitivas.
Los amores traicionados, los hijos negados y luego aceptados, los amantes escondidos, las fortunas codiciadas y mucho más deleitan y completan la visión de un mundo al que no se tiene físicamente alcance.
El panorama que vemos en las telenovelas es un más allá terrenal. Claro está, con el condimento necesario para que nos entretenga y nos saque por unas horas del desastre cotidiano en que vivimos.
Las preferidas son las telenovelas mejicanas. Televisa, Univisión, Tele Azteca, cuentan con un casting que incluye actores cubanos. Nombres conocidos como César Évora, Francisco Gattorno junto a los mejicanos Pablo Montero, Francisco Colunga, atraen a las cubanas aficionadas a las telenovelas.
Otras figuras como Sergio Basañez, Lucero, Araceli Arámbula, Rosana San Juan, Victoria Ruffo, Carmen Salinas hallaron puertas abiertas en los hogares cubanos al darles vida a personajes románticos, intrigantes otros, para traernos entretenimiento y desintoxicación de tanta propaganda política.
De mano en mano, alquiladas al precio de diez pesos cada disco, copiadas en formato DVD, “quemadas” en CD –ROM, las telenovelas gozan de una increíble aceptación. Sus historias, la mayor de las veces banales, atraen por sus intrigas, por sus ambientes, por mostrar a los cubanos una vida, quizás poco creíble, pero distinta.
A pesar del rechazo de las esferas oficiales, las telenovelas se imponen como el mejor medio de pasar las horas de tiempo libre, sobre todo para escapar de las emisiones de propaganda política del régimen. FIN. LG/09.
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Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-07-15.
Los sofocantes mediodías de los días de julio y agosto obligan a escapar del sol. Es la hora de quedarse en casa, vestir un short y sentarse frente a la pantalla del televisor.
La venta de lectores de DVD en Cuba en los últimos dos años disparó el consumo de películas y series. Sobre todo las telenovelas gozan del favor de un público mayoritario, aunque las fórmulas de estos materiales audiovisuales sean repetitivas.
Los amores traicionados, los hijos negados y luego aceptados, los amantes escondidos, las fortunas codiciadas y mucho más deleitan y completan la visión de un mundo al que no se tiene físicamente alcance.
El panorama que vemos en las telenovelas es un más allá terrenal. Claro está, con el condimento necesario para que nos entretenga y nos saque por unas horas del desastre cotidiano en que vivimos.
Las preferidas son las telenovelas mejicanas. Televisa, Univisión, Tele Azteca, cuentan con un casting que incluye actores cubanos. Nombres conocidos como César Évora, Francisco Gattorno junto a los mejicanos Pablo Montero, Francisco Colunga, atraen a las cubanas aficionadas a las telenovelas.
Otras figuras como Sergio Basañez, Lucero, Araceli Arámbula, Rosana San Juan, Victoria Ruffo, Carmen Salinas hallaron puertas abiertas en los hogares cubanos al darles vida a personajes románticos, intrigantes otros, para traernos entretenimiento y desintoxicación de tanta propaganda política.
De mano en mano, alquiladas al precio de diez pesos cada disco, copiadas en formato DVD, “quemadas” en CD –ROM, las telenovelas gozan de una increíble aceptación. Sus historias, la mayor de las veces banales, atraen por sus intrigas, por sus ambientes, por mostrar a los cubanos una vida, quizás poco creíble, pero distinta.
A pesar del rechazo de las esferas oficiales, las telenovelas se imponen como el mejor medio de pasar las horas de tiempo libre, sobre todo para escapar de las emisiones de propaganda política del régimen. FIN. LG/09.
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