lunes, 3 de agosto de 2009

TURISMO POLÍTICO O LA VIEJA PROPAGANDA

TURISMO POLÍTICO O LA VIEJA PROPAGANDA
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-07-15.
Hace largo tiempo que La Habana acoge a los turistas políticos. Acuden a La Habana como quien viaja a La Meca. La mayoría vienen en brigadas. Proceden de los cinco continentes. Pero últimamente de Latinoamérica.
Son creyentes en los logros y las conquistas que la vieja propaganda del gobierno cubano ha difundido por cincuenta años. Los hospedan en campamentos de trabajo. Los llevan, los traen sin otro contacto con la realidad cubana que la que los amables anfitriones desean mostrarles.
Estos turistas políticos aportan varias horas de trabajo en labores agrícolas en granjas seleccionadas. Pero es más un juego a imitar la vida campestre que a lograr una real cosecha.
El quid del asunto reside en que la estancia se completa con actividades intensas de formación política, conferencias, visitas dirigidas por guías que realizan un trabajo de sondeo para descubrir individuos que puedan colaborar con el régimen cubano desde sus países de origen.
Los posibles agentes de influencia regresarán una y otra vez. Así completarán su instrucción como agentes de influencia en sus países. Las fechas de los viajes se conciertan con fechas de evocación política como el 26 de julio, los primeros de enero y sobre todo los primeros de mayo.
Los más notables son exhibidos por la televisión para demostrarnos que tenemos amigos en todas partes y que no somos una tribu aislada en medio del Caribe. Ellos nos consuelan con la narración de las desventuras del capitalismo y juran por lo más sagrado que desearían vivir en la isla, aunque no hablan de compartir las dificultades que los cubanos soportan día a día.
Expresan en sus intervenciones públicas televisadas lo mismo que las emisiones de corte político – instructivo. Repiten como loros amaestrados la necesidad el fin del bloqueo, las pretendidas bondades sociales del socialismo, peticiones de libertad para los cinco espías prisioneros en cárceles de EEUU, sin tener en cuenta el desastre de la agricultura, la falta de libertades de asociación y de expresión en la isla, los poco más de dos centenares de presos políticos.
Al final de su estancia cubana, regresan a sus tierras de origen con la sensación de haber visitado un mundo diferente. Convertidos en latas de conservas de la propaganda oficialista cubana, están listos para ser escuchados por clientes insatisfechos con su vida. FIN. LG/09.



Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2009-07-15.
Hace largo tiempo que La Habana acoge a los turistas políticos. Acuden a La Habana como quien viaja a La Meca. La mayoría vienen en brigadas. Proceden de los cinco continentes. Pero últimamente de Latinoamérica.
Son creyentes en los logros y las conquistas que la vieja propaganda del gobierno cubano ha difundido por cincuenta años. Los hospedan en campamentos de trabajo. Los llevan, los traen sin otro contacto con la realidad cubana que la que los amables anfitriones desean mostrarles.
Estos turistas políticos aportan varias horas de trabajo en labores agrícolas en granjas seleccionadas. Pero es más un juego a imitar la vida campestre que a lograr una real cosecha.
El quid del asunto reside en que la estancia se completa con actividades intensas de formación política, conferencias, visitas dirigidas por guías que realizan un trabajo de sondeo para descubrir individuos que puedan colaborar con el régimen cubano desde sus países de origen.
Los posibles agentes de influencia regresarán una y otra vez. Así completarán su instrucción como agentes de influencia en sus países. Las fechas de los viajes se conciertan con fechas de evocación política como el 26 de julio, los primeros de enero y sobre todo los primeros de mayo.
Los más notables son exhibidos por la televisión para demostrarnos que tenemos amigos en todas partes y que no somos una tribu aislada en medio del Caribe. Ellos nos consuelan con la narración de las desventuras del capitalismo y juran por lo más sagrado que desearían vivir en la isla, aunque no hablan de compartir las dificultades que los cubanos soportan día a día.
Expresan en sus intervenciones públicas televisadas lo mismo que las emisiones de corte político – instructivo. Repiten como loros amaestrados la necesidad el fin del bloqueo, las pretendidas bondades sociales del socialismo, peticiones de libertad para los cinco espías prisioneros en cárceles de EEUU, sin tener en cuenta el desastre de la agricultura, la falta de libertades de asociación y de expresión en la isla, los poco más de dos centenares de presos políticos.
Al final de su estancia cubana, regresan a sus tierras de origen con la sensación de haber visitado un mundo diferente. Convertidos en latas de conservas de la propaganda oficialista cubana, están listos para ser escuchados por clientes insatisfechos con su vida. FIN. LG/09.

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