martes, 6 de julio de 2010

EL PRECIO DE LAS COSAS

EL PRECIO DE LAS COSAS
Por Lucas Garve. Fundación por la libertad de Expresión. La Habana, 2010-07-04.
El vocablo “cosa” tiene origen en el latino CAUSA. La primera entrada en el DRAE la define como “todo lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, real o abstracta”.
Luego los doctos redactores del DRAE anotan otros siete significados. Después relacionan los empleos coloquiales, es decir, en el habla común y corriente. Enumeran unos cincuenta empleos del vocablo entre locuciones y expresiones diferentes. Algo así como que la “cosa” es una palabra multipropósito por utilizar un término muy de moda.
Vale la pena la anterior introducción porque “la cosa está dura”. Lo cual equivale a rigurosa, intolerable. Eso fue lo que escuché decir a una mujer ya entrada en años en el mercado ayer. Resulta que como era sábado, me levanté temprano y al mercado a buscar vegetales frescos, si usted puede entender por frescos los que llevan casi una semana en las tarimas de venta.
Para alcanzar rápido el tema, compré unas diez cebollas medianas, alrededor de dos docenas de ajíes de esos chiquitos que aquí en Cuba llaman, ají chay, cinco cabezas de ajo, un mazo de habichuelas y la cuenta ascendió a treinta y cinco pesos.
La señora antes mencionada a la espera que yo terminara mis compras se fijó en lo que tuve que pagar y al parecer por aquello de cuando veas las barbas de tu vecino arder, aunque en este caso sería mejor referirse al bolsillo, se expresó de este modo, “-Treinticinco pesos y no llevas nada para comer… La cosa está que arde”.
En realidad, la situación de los precios en Cuba, particularmente en la capital, continúa en flecha ascendente. Para paliar la escasez de carnes de cerdo y carnero, granos, arroz, viandas y vegetales en los mercados capitalinos ocurrida en el primer trimestre del año en curso, los comercializadores estatales de productos tuvieron la idea de organizar los fines de semana las denominadas ferias.
En estas ferias, instaladas en vías de zonas céntricas, como Carlos III, la plaza de la Víbora, etc. agrupan puntos de venta en carpas en las que venden frutas, vegetales, especies, arroz, viandas, carnes de cerdo, carnero, embutidos etc. y además, en algunos de estas carpas venden productos industriales de aseo doméstico como frazadas de piso, desinfectantes, cubos, escobas, ropas, etc., y también montan algunos puntos en los que venden comida y bebidas, las primeras cocinadas allí mismo para llevar o ingerirla en mesas junto con las cervezas deseadas. Allí entre cuatro personas bien gastan cien pesos y hasta más en cuatro platos y unas bebidas.
Con esta acción buscan que la población, sobre todo, la que está ocupada durante la semana en sus trabajos, tenga la oportunidad de comprar lo que necesite para la semana, al menos. Hasta aquí la cosa marcha bien. Cuando todo se complica es a la hora de pagar. Porque los precios de las cosas están que arden, por repetir la frase dicha por la señora.
Al recorrer estas ferias hallé que lo más barato son accesorios plásticos al precio de cinco o diez pesos cada uno. Y de aquí al cielo. Aunque comparado con los mercados de oferta y demanda, los venden a precios menores pero cuya diferencia es de unos pocos pesos.
Sin embargo, en el renglón de carnes de cerdo y carnero y de embutidos los precios son $ 30 la libra de carne de cerdo, a $ 20 ó $ 25 los derivados. Por cuatro chuletas de cerdo no limpias de grasa, el vendedor me cobró setenta pesos. Más las cebollas y las otras cosas, la compra me costó algo más de un centenar de pesos. Y eso es solamente en un paseo a la feria.
Agréguele ahora, el costo de reglones de aseo personal, los gastos de transporte, etc. ¿Cuánto hace falta para sobrevivir? Todo lo enumerado no permite ni enfermarse a pesar de que me digan y me repitan que en Cuba la atención médica es gratuita ¿y cuánto cuestan las medicinas dónde las encuentre?
Por ejemplo, las pastillas para la presión arterial que tomo me las mandaron de Suecia, gracias a una amiga que tuvo la gentileza de atender a mi pedido. Desde junio, no hay Amlodipino (medicamento para la presión arterial) en la farmacia donde lo tengo que comprar por el tarjetón. Así que si no fuera por la gentil Mileidys, a tomar cocimiento de albahaca para la hipertensión.
Usted como yo, dirá entonces que la cosa está que arde, incluso de apaga y vamos. La cosa adquiere un significado real y concreto porque la vivimos. FIN. LG/10.
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