miércoles, 22 de abril de 2009

FAMILIA NEGRA Y MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

FAMILIA NEGRA Y MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2008-10-05.

Las condiciones económicas y político - sociales propician la espiral de violencia intrafamiliar en familias negras en Cuba. Aunque la propaganda gubernamental se esmere en decir lo contrario, la existencia de barrios marginales, la estrechez económica de los núcleos familiares negros y mestizos, la abundante población de negros y mestizos bajo régimen carcelario la desmiente rotundamente.
La violencia intrafamiliar es considerada, por los estudiosos, como todo acto u omisión intencional que tiene lugar en el ámbito de las relaciones interpersonales en la familia y es capaz de producir daño físico, psicológico o patrimonial a su(s) propio (s) ejecutor(es), o a otro(s) miembro(s) del grupo, causando irrespeto a los derechos individuales.
Por razones de formación de la nacionalidad sobre la base de una sociedad colonial esclavista, la violencia ha estado presente como una de sus componentes, para no pecar por exceso, y decir que es uno de los factores desencadenantes principales.
A pesar de medidas institucionales que han impulsado la integración racial en los últimos cincuenta años en Cuba, no es menos cierto que en las relaciones la violencia intrafamiliar ha permanecido más viva que en las relaciones extra familiares. Además, el silencio que la oculta de la divulgación en los medios de comunicación y la condena correspondiente de esas manifestaciones permiten que no impulsen al rechazo social masivo por la opinión pública nacional.
En las relaciones de poder intrafamiliares de familias negras el rol paterno se ha mantenido casi intacto. Aunque la incorporación al trabajo de las mujeres negras y mestizas se ha visto incrementada en el período revolucionario, aún ellas no ocupan posiciones de poder decisivas en la mayoría de núcleos de familias negras y mestizas.
Solamente, en aquellos núcleos que por causa de divorcios se caracterizan por ser mono parental a predominante materna, es entonces, la figura femenina la que ocupa el rol de poder ejercido como jefe de hogar. No obstante, el vacío masculino es concedido, en muchos casos observados, a la figura patriarcal del abuelo, así sea de manera representativa.
De las razones económicas que podemos identificar para argumentar nuestro criterio sobre el tema en cuestión, una causa fundamental es la escasez de viviendas en el país y la casi imposibilidad de resolver ese dilema mediante la construcción o la compra inmobiliaria para salir de la marginalidad del barrio por lo que la población negra y mestiza padece de un encastillamiento generacional que produce un aumento considerable de la conflictividad a niveles espirituales y materiales, debido a la transmisión de patrones de violencia de una generación a otra por una parte y además, por el propio choque de intereses inter generacionales dentro del hogar.
Las manifestaciones de violencia intrafamiliar se concretizan mediante agresiones físicas, psicológicas, de abandono, verbales (las más frecuentes son los gritos), castigos corporales, silencios impuestos. Las mujeres y los niños son las víctimas más frecuentes.
La VIF entre las parejas negras es muy abundante. No hay realmente una educación psicológica de la pareja en ese sentido y el rol de poder del heterosexual masculino al verse menoscabado por formas de cambio sociales que le restan espacio, empuja al macho a expresar su masculinidad en forma de VIF y social también.
Otro de los factores pudiera ser el bajo nivel promedio de instrucción escolar –en Cuba tener un 9no grado de escolarización se considera un nivel mínimo imprescindible- que los grupos poblacionales más económicamente desprovistos presentan. Esto les causa desajustes sociales además de los económicos y que inciden en su proyección personal.
Si tenemos en cuenta, el efecto multiplicador de la transmisión de patrones de comportamiento basados en el rechazo ostensible de los grupos de poder por esta población y las necesidades de resistencia a los mismos históricamente condicionados, hallamos un lecho de germinación de conductas violentas increíble.
Exclusivamente, estos patrones y conductas podrán ser eliminados cuando la propia sociedad resuelva hacer valer sus derechos, los estatuya y considere que un Estado de Derecho es el marco apropiado para mejorar las condiciones de las relaciones intrafamiliares de la mayoría de familias negras y mestizas. FIN. LG/08.
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Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2008-10-05.

Las condiciones económicas y político - sociales propician la espiral de violencia intrafamiliar en familias negras en Cuba. Aunque la propaganda gubernamental se esmere en decir lo contrario, la existencia de barrios marginales, la estrechez económica de los núcleos familiares negros y mestizos, la abundante población de negros y mestizos bajo régimen carcelario la desmiente rotundamente.
La violencia intrafamiliar es considerada, por los estudiosos, como todo acto u omisión intencional que tiene lugar en el ámbito de las relaciones interpersonales en la familia y es capaz de producir daño físico, psicológico o patrimonial a su(s) propio (s) ejecutor(es), o a otro(s) miembro(s) del grupo, causando irrespeto a los derechos individuales.
Por razones de formación de la nacionalidad sobre la base de una sociedad colonial esclavista, la violencia ha estado presente como una de sus componentes, para no pecar por exceso, y decir que es uno de los factores desencadenantes principales.
A pesar de medidas institucionales que han impulsado la integración racial en los últimos cincuenta años en Cuba, no es menos cierto que en las relaciones la violencia intrafamiliar ha permanecido más viva que en las relaciones extra familiares. Además, el silencio que la oculta de la divulgación en los medios de comunicación y la condena correspondiente de esas manifestaciones permiten que no impulsen al rechazo social masivo por la opinión pública nacional.
En las relaciones de poder intrafamiliares de familias negras el rol paterno se ha mantenido casi intacto. Aunque la incorporación al trabajo de las mujeres negras y mestizas se ha visto incrementada en el período revolucionario, aún ellas no ocupan posiciones de poder decisivas en la mayoría de núcleos de familias negras y mestizas.
Solamente, en aquellos núcleos que por causa de divorcios se caracterizan por ser mono parental a predominante materna, es entonces, la figura femenina la que ocupa el rol de poder ejercido como jefe de hogar. No obstante, el vacío masculino es concedido, en muchos casos observados, a la figura patriarcal del abuelo, así sea de manera representativa.
De las razones económicas que podemos identificar para argumentar nuestro criterio sobre el tema en cuestión, una causa fundamental es la escasez de viviendas en el país y la casi imposibilidad de resolver ese dilema mediante la construcción o la compra inmobiliaria para salir de la marginalidad del barrio por lo que la población negra y mestiza padece de un encastillamiento generacional que produce un aumento considerable de la conflictividad a niveles espirituales y materiales, debido a la transmisión de patrones de violencia de una generación a otra por una parte y además, por el propio choque de intereses inter generacionales dentro del hogar.
Las manifestaciones de violencia intrafamiliar se concretizan mediante agresiones físicas, psicológicas, de abandono, verbales (las más frecuentes son los gritos), castigos corporales, silencios impuestos. Las mujeres y los niños son las víctimas más frecuentes.
La VIF entre las parejas negras es muy abundante. No hay realmente una educación psicológica de la pareja en ese sentido y el rol de poder del heterosexual masculino al verse menoscabado por formas de cambio sociales que le restan espacio, empuja al macho a expresar su masculinidad en forma de VIF y social también.
Otro de los factores pudiera ser el bajo nivel promedio de instrucción escolar –en Cuba tener un 9no grado de escolarización se considera un nivel mínimo imprescindible- que los grupos poblacionales más económicamente desprovistos presentan. Esto les causa desajustes sociales además de los económicos y que inciden en su proyección personal.
Si tenemos en cuenta, el efecto multiplicador de la transmisión de patrones de comportamiento basados en el rechazo ostensible de los grupos de poder por esta población y las necesidades de resistencia a los mismos históricamente condicionados, hallamos un lecho de germinación de conductas violentas increíble.
Exclusivamente, estos patrones y conductas podrán ser eliminados cuando la propia sociedad resuelva hacer valer sus derechos, los estatuya y considere que un Estado de Derecho es el marco apropiado para mejorar las condiciones de las relaciones intrafamiliares de la mayoría de familias negras y mestizas. FIN. LG/08.
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