martes, 19 de octubre de 2010

MÁSCARA LÉXICA PARA EL DESPIDO LABORAL

MÁSCARA LÉXICA PARA EL DESPIDO LABORAL
Por Lucas Garve. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, 2010-10-12.
Introducir la idea necesaria de una reforma laboral en el sistema cubano es la tarea de choque del aparato de propaganda oficial. Para llevar a término ese objetivo emplea una vez más el recurso que ha utilizado durante medio siglo. Enmascarar, trastocar, subvertir la realidad mediante el uso de un lenguaje escapista para de forma indirecta tratar el tema.
El asunto real es que medio millón de empleados de octubre a marzo y luego aumentarán a un millón y cuarto en los tres años venideros para concluir en el 2013, serán empujados fuera de sus rutinarios trabajos estatales.
Según lo dictado, solamente los más eficientes quedarán en puestos de trabajo en los que actualmente tres, cuatro, cinco trabajadores hacen la tarea que uno puede sacar adelante. No importará militancia, ni edad, ni título, exclusivamente la eficiencia en tiempo eficaz, ocho horas de trabajo, será el rasero que medirá el desempeño de todos.
Para trasladar este nuevo concepto del empleo y el trabajo cotidiano ha hecho falta lo que algunos medios de prensa foráneos califican de “ejercicio de acrobacia lingüística”.
Con certeza habrá quienes, la estupefacción asalte al leer cómo la prensa oficial aborda el tema de lo denominado “actualización del socialismo” y quizás, no comprendan lo enrevesado del lenguaje y de los términos que en lugar de esclarecer, enredan, oscurecen, dificultan la comprensión del asunto.
Para entender algo primero, hay que revisar la tradición barroca de a palabra escrita en la isla y después recordar cómo los sistemas autoritarios venden gato por liebre a los sujetos sometidos a sus dictados para que crean en la razón y justeza de lo que imponen.
Así que cuando en la media oficial se habla de actualización del modelo económico del socialismo, actividades por cuenta propia, trabajadores contratados solicitados por los trabajadores por cuenta propia, reorientación laboral, racionalización de estructuras y plantillas, formas no estatales de relación laboral.
Se refieren a implantación de un modelo económico algo liberalizado con tinte de capitalismo salvaje con menor dependencia del aparato burocrático partidista – gubernamental, negocios, asalariados, cambio de profesión u oficio, búsqueda de puesto de trabajo, cesantías por paro, propiedad privada.
Pero donde el manoseo léxico de la realidad alcanza ese nivel bufonesco y ridículo que la burocracia emplea cuando quiere expresar algo más o menos serio es en la denominación de los negocios permitidos ahora para que el millón y cuarto de trabajadores lanzados al paro encuentren alguna posibilidad de ganarse la vida dentro de los márgenes de la legalidad.
Para mí, ejemplos cimeros de lo anterior son los siguientes:
- Productor –recolector – vendedor de hierbas para alimento animal y con igual denominación para las hierbas medicinales (yerbero)
-Trabajador contratado (solicitado por el trabajador por cuenta propia para laborar con él) –(empleado de un propietario)
- Asistente infantil para el cuidado de niños (¿es una niñera o niñero adultos o un menor que cuida a otro? Observe que el adjetivo infantil califica y se relaciona con el sustantivo asistente)
- Desmochador de palmas (¡para encaramarse en la palma del patio de mi ex esposa a tumbar cocos y pencas secas hay que sacar una licencia!)
-reparador de bisutería (Dígame usted quien perderá su tiempo en recomponer un collar viejo)
- Reparador de cercas y caminos (¿cómo contribuye esto a aumentar la productividad en Cuba)
- Forrador de botones (por el mismo estilo de ridiculez)
- Trabajador agropecuario eventual (siempre se nombró como jornalero, peón, asalariado)
Advierto que el reexaminar la lista de los trabajos permitidos los ejemplos suman demasiados, pero son válidos para sostener el criterio de que nada podrá resolverse, mientras la burocracia de corte militar decida los destinos de los trabajadores. FIN. LG/10.

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